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Cuidados de la piel en el verano

Atención, la fecha de publicación de este artículo es 30-06-2015. Su contenido puede haber quedado desactualizado.

Cuidados de la piel en el verano

¿Este verano pasarás tus vacaciones en un destino de sol y playa?

Tomar el sol, teniendo presentes algunos cuidados de la piel durante el verano, tiene efectos beneficiosos para tu organismo: se sintetiza la vitamina D del sol para evitar enfermedades y tu piel estará más tersa debido a las sales minerales y oligo-elementos presentes en el agua del mar.

Pero debes de tener cuidado con tu piel cuando pasa mucho tiempo bajo el sol del verano. Nuestros dermatólogos de  nos ofrecen algunos consejos para cuidar la piel en verano.

En verano descubrimos nuestra piel y la exponemos a radiación solar de alta intensidad, aumentando lo riesgos para la piel. El sol y el calor deshidratan antes la piel y la sudoración aumenta la humedad. Esto provoca que la piel se vuelva más vulnerable a infecciones y enfermedades cutáneas, pudiendo conducir a la aparición diversos tipos de cáncer cutáneo, algunos de ellos peligrosos para nuestra salud.

Durante los meses de verano es recomendable seguir ciertos cuidados de la piel:

Evitar la fotoexposición en horas centrales del día

Debes evitar estar bajo el sol entre las 12h y las 16h, ya que durante las horas centrales los rayos del sol inciden verticalmente sobre nuestra piel, siendo más peligrosa la fotoexposición al sol.

Aplicar fotoprotector adecuado a cada tipo de piel

La protección solar es imprescindible cuando vamos a pasar mucho tiempo bajo el sol, especialmente si vas a pasar el día en la playa o al aire libre. Las radiaciones solares producen fotoenvejecimiento de la piel, manchas y en algunos casos quemaduras.

Es recomendable usar una protección solar superior a 30. Los primeros días del verano son fundamentales, ya que nuestra piel no está acostumbrada aún a pasar tantas horas bajo el sol. La protección solar debe aplicarse generosamente por todo el cuerpo, y repetir el proceso cada 2 horas o después de bañarse en el mar o la piscina. No olvides proteger zonas delicadas como el escote, las manos, el cuello o las orejas.

Si tienes una piel muy sensible o alérgica, tendrás que usar una protección solar mayor, y exponerte al sol de forma gradual. Los primeros días con tomar el sol 10 minutos sería suficiente, aumentando progresivamente la duración.

Usar ropa y calzado adecuado

Para proteger la cara del sol directo es recomendable usar métodos adicionales de barrera entre el sol y la piel, como sombreros, gorras, sombrillas y camisetas. Usa ropa fresca que evite la sudoración excesiva y roces que produzcan irritaciones y molestias.

Debes cuidar el calzado, especialmente sandalias y chanclas, para evitar la aparición de hongos por la creación de un ambiente húmedo.

Una piel limpia e hidratada

El sol, la sal del mar, el cloro de las piscinas, son elementos que resecan y deshidratan la piel, igual que el frío del invierno. Para cuidar la piel en verano es fundamental mantener la piel hidratada. La exposición al sol prolongada va agotando las reservas de agua de la piel, por lo que al final del día es necesario una dosis extra de hidratación.

Debes de aplicarte un after sun después de pasar el día en la playa o en la piscina, así como una crema hidratante que ayude a regenerar la piel, especialmente en la cara (una crema de día por la mañana y una crema de noche antes de dormir).

Es importante mantener una piel limpia, sin grasa, sudor y suciedad, para evitar que se debilite la piel y aparezcan manchas debidas al sol.

Alimentación sana

En verano es recomendable comer mucha fruta y verduras, alimentos ricos en vitaminas antioxidantes como la vitamina A, C, y E. La vitamina E, presente en aceites, frutos secos, pescados, espinacas, tomates o zanahoria, previene la degeneración celular, ayudando a que la piel se regenere en caso de cicatrices y acné y contribuyendo al flujo sanguíneo por la piel. Y por supuesto, es fundamental beber mucha agua para hidratar nuestra piel.

Lesiones en la piel

Si sufrimos un pequeño accidente que produce una herida o quemadura en la piel, debemos lavar inmediatamente el área afectada para evitar las infecciones. Si como consecuencia de la quemadura aparecen granos o ampollas, es importante no tocarlas ni apretarlas.

Ante cualquier lesión de la piel donde tengamos la más mínima duda, debemos acudir a un especialista dermatólogo.

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